Visítame :D

Clock

martes, 10 de julio de 2012

Cuando el río fluye.


No ha llovido lo suficientemente fuerte como para anegarse mi camino de agua. Aún así tuve una temporada donde mis rodillas se veían cubiertas por un caudal oscuro y tormentoso que discurría hacia un inhóspito lugar, hacia ese lugar voy yo.
La monotonía de la corriente me aburría, y no hablemos del frío que escalaba desde mis pies hasta la punta de los pelos de mi cabeza, dejando tras de sí una fina capa de escarcha helada que con cada corriente de aire nuevo, generaba otra descarga gélida. Era horrible. A veces pensaba que caminaba en círculos. Las señales que aparecerían por el camino me frenaban y me obligaban a dar otra vuelta. Era como una especie de Sísifo, pero en vez de tener que empujar una piedra, cargaba sensaciones y pensamientos que terminaban dando tanto peso, o más, que la roca. Siempre me he visto asqueado por ello. Siempre me he preguntado por qué tengo que cargar con errores ajenos sin escuchar un <lo siento> que haga más amena la tortura. Hoy día observo la cara de resignación, miro ese caminar cimbreante, escucho ese <lo siento>. Pero los hechos hablan, y la sangre sigue derramada. Es la decepción y la sensación de amargura que me dan, al observar algo que pudo no ser, pero fue. Más ese es el devenir, algo que tuvo origen, fluyó, se desarrolló y culminó. Tras él sólo queda el desierto. No quedan bonitas sensaciones, ni hermosos recuerdos. Queda un desierto con una flor en el centro del mismo. Es eso a lo que llamamos esperanza, pero yo he querido arrancarla, para mí no existe la esperanza. El agresivo viento y la tierra seca matarán esa flor que se alimenta de un algo que no existe. Se alimenta de una ilusión… es eso, una ilusión.
Pienso que es algo con lo que tendré que vivir siempre. Con raspaduras y magulladuras que no curarán, no dejarán de sangrar… y no por egoísmo o rencor, sino porque hay heridas que sólo pueden ser curadas por quien las originó.
Vivo en un constante devenir, no sé qué pasará ni qué está pasando. No me importan los grandes objetivos, tampoco me importan las grandes metas. No espero llegar a ningún lado, sólo quiero saber dónde estoy. No quiero miles de amigos, solamente quiero un amigo que me hable siempre con la verdad, aunque duela. Le pido sólo una cosa, lealtad. Yo soy leal si veo que hay un mínimo de cuidado sin engaños. Si te soy sincero, mis padres me han traído a este lugar desconocido, lleno de anónimos y secretos, un lugar donde siempre hay nubes oscuras que cubren una hermosa perla; la humildad. Pero para qué vamos a mentirnos si nuestra primera reacción es ocultarla, pensando que así seremos más fuertes y que gozaremos de algo durante un instante más, hasta que la nube se disipe. Y si esta no ha dejado translucir la perla que cubre, terminará difuminándose en su propia mentira. Sólo lo que al principio consigue mostrar su belleza más pura, es lo que al final seguirá brillando. Cuando digo esto siempre pienso en el comienzo del universo, que fuese como fuese, ha brillado desde el principio y aún continúa… reluciente, cambiado pero brillante. Esto es aceptar el devenir, eso que surge, pasa y culmina. Aceptarlo es reconocer que aunque quede sólo un desierto cuando hubo algo de vida, ese desierto es hermoso, porque tras él hubo algo y sobre él podrá llegar a haber otra cosa.
Escribo porque estoy brillando, intento aprender a brillar cada vez con más pureza, como lo que soy y quien soy. No me importa donde esté ni cómo esté, sólo quiero esa lealtad de alguien que quiera brillar al igual que yo. Sólo quiero a esa persona que aunque no sepa definirme lo que es amor, quiera dejar hasta el último de sus intentos por conseguirlo definir. Porque yo he nacido solamente para aprender a amar, no para aprender a ocultar mi amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

BlackFrog

Translator, choose your language.

Seguidores